Kenneth Parks, el sonámbulo homicida.
Sonámbulos: ¿Asesinos impunes?
Dicen los estudios que un quinto de la
población padece o ha padecido sonambulismo durante alguna etapa de su vida. En
general, la noctambulidad se asocia a la infancia y adolescencia y desaparece
cuando el individuo pasa a la edad adulta, quedando sus paseos nocturnos por el
hogar en algo anecdótico e incluso gracioso.
Pero un pequeño
porcentaje de sonámbulos llega a la edad adulta sin que desaparezca de forma
natural esta alteración del sueño y la combinación sus paseos nocturnos con el
estrés diario y, en muchas ocasiones, con conductas obsesivo-compulsivas,
pueden desembocar en episodios realmente terribles y violentos; ¿Es un
sonámbulo culpable de violar o asesinar cuando lo hace sin ser consciente de
ello?
Según la Corte Suprema de Canadá, y
repasando el fallo del caso de Kenneth Parks, los sonámbulos no son culpables
de sus actos, aunque estos sean asesinatos sangrientos.
Los hechos ocurrieron en 1987, cuando
Parks, jugador compulsivo y con muchas deudas y problemas económicos causados
por el juego, salió de su casa en estado de sonambulismo, se subió a su coche y
condujo durante veinte kilómetros hasta la casa de sus suegros. Allí, mató a su
suegra a base de golpes con una barra metálica y estranguló a su suegro, aunque
este logró sobrevivir al ataque quedando solo inconsciente. Luego, volvió a
subir a su coche y condujo hasta la comisaría más cercana donde, ensangrentado
y supuestamente todavía dormido, se entregó a los policías diciendo “Creo que
he matado a alguna persona”.
“Una idea
errónea sobre el sonambulismo es que tienen las facultades motoras limitadas.
Según los expertos, el sonámbulo puede realizar las mismas tareas que cuando
está despierto, pudiendo incluso conducir y trabajar”
En el juicio se vivió una verdadera
batalla campal entre los especialistas que defendieron la causa y la acusación,
que en todo momento acusó a Parks de ser perfectamente consciente de lo que
hacía. Al final, Kenneth Parks fue absuelto por el jurado por considerarse que
en el momento del asesinato se encontraba sonámbulo y que no fue consciente en
momento alguno de lo que hacía.
Su largo historial de sonambulismo le
sirvió también para librarse, un par de años después, de la apelación en la
Corte Suprema de Canada, donde fue absuelto de nuevo por los jueces. La única
pena que se le impuso a Parks fue la de medicarse contra el insomnio para que
no se repitieran sus impulsos asesinos nocturnos en el futuro.
El caso de Parks no es único, aunque los
estamentos judiciales y médicos no se ponen nunca de acuerdo en este tema tan
controvertido y delicado. Como ejemplos dispares están el de Scott Falater, de
Arizona, que en 1999 apuñaló a su esposa hasta la muerte. Falater tenía un
historial de sonambulismo comparable al de Parks y durante el juicio, en todo
momento aseguró no recordar nada de lo sucedido. En este caso no le sirvió de
mucho y fue condenado por el asesinado de su mujer.
En cambio, en 2007 el mecánico de la
fuerza aérea británica Nick Walker, apodado por sus compañeros como “caminante
nocturno” por sus hábitos noctámbulos, fue considerado inocente de la violación
de una chica de 15 años durante una de sus salidas en la noche.
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